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El Azabache a través de la historia

En el mundo antiguo se le llamó succinum nigrum, equiparándosele al ámbar o succino, con quien aparece asociado frecuentemente. También se le llamó lapis gagates, denominación utilizada entre otros por el naturalista Plinio el Viejo y por San Isidoro, quien, en su obra Etimologías, dice: “Gagates es una piedra hallada primeramente en Licia, Asia Menor (Turquía) que es arrojada a la orilla por el río Gagas, y de ahí le viene el nombre; hay muchas en Bretaña. Es una piedra negra, plana, suave y arde aplicada al fuego. No se borran los escritos hechos con el barro de esta piedra…”

Pieza labrada de azabache
Pieza labrada de azabache

El azabache se ha hallado en restos neolíticos, en túmulos y bajo dólmenes; en algunos de ellos se encontraron más de cien cuentas de azabache, lo que confirma que era una posesión de mucho valor, al que atribuían un innegable carácter protector, ya hace varios miles de años. Las joyas de azabache fueron muy apreciadas por los Egipcios, Fenicios, Etruscos, Romanos y los Vikingos. La cuenta de azabache más antigua aparece en la Cueva de las Caldas (Oviedo), en un nivel perteneciente al Solutrense Superior, de  hace 17.000 años.

Amuleto higa antigua
Amuleto higa antigua

En la Edad de Piedra, fue muy usado en centro Europa y especialmente en Alemania y Francia, y posteriormente en Inglaterra. En España se conserva una pieza única en un museo de Ibiza. En la civilización castreña del sur de Galicia se han encontrado abundantes piezas procedentes de los siglos IV al siglo I a.C.

En Inglaterra, el azabache de Whitby tuvo un fuerte impulso durante el reinado de Elizabeth I (1533-1603), hija de Enrique VIII y Ana Bolena. Durante su reinado, la reina inglesa impuso la moda de enormes vestidos en blanco y negro, sus colores favoritos, adornados con cuentas y joyas de azabache. En los retratos de Elizabeth I, se pueden contemplar broches, camafeos y colgantes de azabache.

elizabeth
Elisabeth I de Inglaterra, camafeo de azabache

El azabache constituyó la base de la joyería popular de buena parte de la Península Ibérica, y fué labrado en forma de conchas e imágenes, símbolo de las peregrinaciones jacobeas a lo largo de su historia. De azabache fueron los amuletos más utilizados por todas las clases sociales en España y, llevado al Nuevo Mundo, se integró de modo sorprendente en diversas culturas del continente americano.

Su nombre actual procede del árabe “az-zabág” que derivó al castellano “azabaje” y posteriormente “azabache”. Desde el árabe pasó al gallego con el nombre de “acebiche” y “acibeche”, al aragonés con “azabaya”, al asturiano con “azebache” y al catalán como “átzabeja” y “açabais”.

Desde muy antiguo filósofos, científicos, médicos, magos y curanderos, como Aristóteles, Dioscórides, Plinio, Santo Tomás de Aquino y San Isidoro de Sevilla atribuían al azabache propiedades terapéuticas  y mágicas.