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Propiedades esotéricas y mágicas del azabache

El carácter mágico siempre ha precedido al azabache  y  desde la antiguedad, se le han adjudicado propiedades terapéuticas y esotéricas. Como sustancia es el mayor preservativo, se enciende con agua y se apaga con aceite; ahuyenta la mirada del basilisco y recrea las sofocaciones y ahogamientos de la madre. En sahumerios dá a conocer la gota coral y la virginidad; cocido en vino, cura los males de los dientes y lamparones. También fue utilizado en el arte de la adivinación.

Los amuletos en forma de mano, “higa” o  “figa” , tienen una antigua tradición entre las gentes del Mediterráneo; en Italia se conoce desde la Edad de Hierro la denominada “mano cornuta”; entre los pueblos orientales tiene mayor tradición la mano abierta de bronce.

Colgante de azabache
Colgante de azabache

Estas “higas” y “manos de Fátima”, cobran un papel protagonista en territorio hispano, tanto en sus representaciones genuinas, como en esquematizaciones de las mismas, utilizadas en todo tipo de colgantes y adornos, siendo la “higa” de azabache genuinamente hispana. En los inventarios de los azabacheros compostelanos en 1538, se asientan como “manos de azabache” y en 1546 como “figas”.

Hacer la “higa” era un gesto de carácter injurioso que implicaba una acción nociva a distancia hacia aquel al que iba dirigido, quedando anulados los efectos si se portaba el antídoto correspondiente, que consistía precisamente en una reproducción de dicho gesto en azabache.

Especialmente temidos popularmente son los aojamientos o mal de ojo; en relación con ellos, el amuleto al que se le atribuyen virtudes profilácticas privilegiadas es la “higa”, extendido por toda la geografía hispana, utilizándose en su elaboración preferentemente el azabache y el coral.

Amuleto de azabache
Amuleto de azabache

En América, en las zonas conquistadas por España y Portugal, este amuleto se difundió rapidamente, con iguales connotaciones y características que en la península.

Existen documentos árabes que hablan de las higas de azabache que se le colgaban a los niños al cuello para librarlos del mal de ojo, algunas con forma de mano abierta. En el siglo XIII, los reyes y nobles la utilizaban a diario, estando su uso totalmente prohibido a los moriscos. Santa Teresa decía que “le afligía que su confesor le obligara a utilizar la higa”.

¿Qué es el azabache?

El azabache es una variedad de carbón lignito, de color negro intenso, brillante, frágil y susceptible de ser pulido. Este carbón o madera fosilizada, es una mezcla heterogénea de material carbonáceo orgánico y materia minera, constituido principalmente por vitrinita, un maceral de aspecto vítreo procedente del tejido leñoso de las plantas.

Azabache en bruto
Azabache en bruto

De conformación compacta, suave al tacto, ligero y bastante duro (entre 3 y 4 en la escala de Mohs), tiene fractura concoidea y color de raya pardo oscuro. Arde produciendo mucho humo, despidiendo olor bituminoso y a veces fétido.

Su densidad oscila entre 1,2 y 1,3 gr/cm3. El azabache se forma a partir de madera fosilizada en presencia de agua. Observado al microscopio, el azabache sigue conservando su estructura vegetal.

Azabache al microscopio
Azabache al microscopio

Existen varios tipos de azabache, que difieren, sobretodo, en su dureza y brillo . Una hipótesis, apunta a que el azabache “duro” se formó en presencia de agua salada, mientras que el azabache más “blando” lo hizo en presencia de agua dulce.

Un ejemplo claro de azabache duro es el asturiano. Estudios recientes llevados a cabo por la Universidad de Oviedo, demuestran que el azabache asturiano procede de una familia de árboles jurásicos, las protopináceas, además de las araucarias, extinguidas hace 65 millones de años.

Este azabache más duro es utilizado en joyería y posee mayor valor comercial, por su calidad, brillo y mayor durabilidad.

Al azabache, se le han atribuido poderes y propiedades mágicas y protectoras, además de medicinales y quirománticas desde la antiguedad.

A partir del siglo XI ha estado ligado a la peregrinación y al camino de Santiago de Compostela, con sucesivas épocas de esplendor y de declive de su artesanía. Actualmente, se sigue trabajando en Galicia y en Asturias, si bien de forma artesanal, aplicando modernas técnicas y diseños de la joyería moderna, dando como resultado piezas de gran atractivo, únicas y singulares.